Este puente está resultando de los más productivo. Esta es mi mesa de trabajo en todo su desordenado y caótico esplendor. Me he montado un pequeño taller en la terraza donde conviven cajas de madera de vinos, listones, recortes de madera, lijas, alicates, gatos, sierra, tijeras, cola blanca, fotocopias, fotos, recortes, postales, papel vegetal, telas y muchas muchas cosas más.
Empecé con el altar de India, que ya está prácticamente terminado. Y ahora estoy trabajando en el altar-casa, el altar-libro y el altar-cuerpo... los llamaré así porque no quiero desvelar el nombre de las personas que me dieron sus historias. También tengo ya las cajas para hacer los altares de Daire y mio, el próximo fin de semana vendrá unos días y trabajaremos en ello.
Conseguí todas las cajas que necesito y alguna más cuando sali con mi madre en una de nuestras cazerías de muebles, en esas fechas señaladas por el ayuntamiento cuando pasan a recoger muebles y trastos viejos y la gente puede dejar las cosas en la calle. Pasamos por una bodega de vinos y se me ocurrió preguntar por si tenían cajas de madera para tirar, y pude hacerme con ocho.
