(Díptico del Obispo Gundisalvo (Oviedo, Museo de la Iglesia). Románico tardío, 2ª mitad del siglo XII)
La idea de hacer un altar, junto con Daire, para cada uno tener uno donde poner fotos, objetos...recuerdos, es algo con lo que bromeamos desde hace mucho tiempo. Y de hecho, de alguna forma ya existe, porque cada uno tenemos un rincón de nuestro cuarto donde guardamos cosas del otro...lo llamamos The Hollia Shrine y El Santhos Shrine.
Por eso, a la hora de hacer mi retrato de ausencia, pensé en construir una estructura de madera similar a un altar y allí integrar imágenes, texto y objetos. Entonces me acordé de los altares portátiles, donde en mi pueblo se lleva una pequeña estatua de la Virgen que se va pasando de casa en casa. Así el altar se tiene en casa, para tenerla más cerca y en familia. A los dos días hay que pasarla al vecino siguiente.
(Altar portátil antiguo cerrado y abierto, altar shinto, Japón.)
El altar sería un lugar pequeño destinado a guardar objetos, fotos, textos, que uno relaciona con la persona ausente. Tendría la forma de un armario diminuto, con dos puertas que se abren y quizás también cajones. De este modo habría muchas superficies donde poder poner cosas, las puertas por fuera y por dentro y las cuatro paredes del interior. Y además de imágenes puede albergar objetos. El formato del altar permite reunir así materiales diferentes y otorgarles un aire sagrado. Serviría como 'lugar de culto' para el recuerdo, la nostalgia, los buenos recuerdos...
(Altar portátil antiguo cerrado y abierto, altar shinto, Japón.)
El altar sería un lugar pequeño destinado a guardar objetos, fotos, textos, que uno relaciona con la persona ausente. Tendría la forma de un armario diminuto, con dos puertas que se abren y quizás también cajones. De este modo habría muchas superficies donde poder poner cosas, las puertas por fuera y por dentro y las cuatro paredes del interior. Y además de imágenes puede albergar objetos. El formato del altar permite reunir así materiales diferentes y otorgarles un aire sagrado. Serviría como 'lugar de culto' para el recuerdo, la nostalgia, los buenos recuerdos...
Para 'de alguna manera' (simbólicamente) tener en casa a esa persona.
Para incorporar en el espacio íntimo personal: el cuarto, (o en el armario dentro del cuarto) una representación del ausente para sentirlo presente.
Para mirar cosas que nos ayuden a recordar y deleitarnos en la memoria.
La sacralización de los objetos personales de personas ausentes a través simbología religiosa (dentro de iglesias, la luz, la forma apuntada...) ya lo hemos visto en Boltanski: