
Durante la época victoriana había un gran culto al ser querido fallecido, se puede percibir en todos los objetos como broches, colgantes, retratos... todos destinados a recordar y rememorar al ausente. Hay todo un culto a los objetos que representan a la persona añorada, todo un 'arte del duelo'. Entonces sí se guardaba el luto y se vivía el duelo, palabras que en nuestros días han sido casi olvidadas.