Congreso de los Diputados, Madrid, 26 de Diciembre, 2013. Duración: 1hora y 45 minutos.
Ministerio de Justicia, Madrid, 28 de Diciembre 2013. Duración: 1hora y 45 minutos.
Plaza de Sol, Madrid, 29 de Diciembre 2013. Duración: 2horas
Las tres acciones que he realizado en la calle surgen a partir de un cúmulo de cosas. Soy Julia, una artista
española de 28 años que estudia y trabaja en Londres, mi obra se centra en el cuerpo, y hago grabado y performance. Cuando leí una mención en un periódico británico (The Guardian, 20 de Octubre, 2013) sobre la huelga de hambre de Jorge Arzuaga, cuando llevaba 4 días, la noticia me impactó mucho. Cuando fui a Madrid en Noviembre fui a verle, ya llevaba más de 20 días. Había algunas personas más con él que se habían unido a la huelga y carteles donde exponían sus motivos, como la corrupción, las mentiras, los recortes en sanidad y educación… Jorge, en particular, pedía la dimisión del gobierno. Su acción me hizo reflexionar mucho, pensé que tenía que hacer algo al respecto. El hecho de que en mi país alguien llegase al extremo de dejar de comer me dejó marcada y me hizo sentir que sólo nos quedaba nuestro cuerpo para protestar de manera eficaz. Que la frustración y la indignación habían llegado a un límite inaceptable, como para que una persona concienciada socialmente y coherente hubiese decidido iniciar una huelga de hambre.
Como artista, mi
trabajo se centra en el cuerpo, y por eso las tres performances de estos días (26,
28 y 29 de Diciembre 2013) tienen en común el cuerpo como territorio donde
poder expresar preocupaciones políticas. He llamado al conjunto «Cierra la
Boca», porque utilizo la boca para hablar de censura y de voz. Sin embargo, no
utilizo mi voz, no tengo un discurso político hablado sino que pretendo
utilizar el cuerpo para sugerir ideas; la diferencia fundamental es que el
cuerpo en la performance evoca, pero no tiene una lectura única. A mi parecer,
ésa es la clave por la que la acción de Jorge Arzuaga nos ha llega tanto a
muchos, porque a veces nos perdemos en la diversidad de discursos y opiniones,
y olvidamos la base humana o social que nos une. Con mi cuerpo trato de
encontrar lo que es importante para mí y generar un debate que creo es
importante para todos.
Nunca había
realizado performances en la calle hasta ahora, por lo que la del 26 de
diciembre delante del Congreso de los Diputados, ha sido mi primera experiencia.
Esta performance la he llevado acabo en relación directa a la Ley de Seguridad
Ciudadana, que me hace sentir vulnerable, que siento que atenta contra el derecho
básico de toda persona a expresarse en la sociedad. Estuve 1 hora y 45 minutos
inmóvil, de rodillas, con los ojos cerrados, los puños cruzados a la espalda y los
labios sellados. De esta experiencia me llevo todo lo que no ví, todo lo que
escuché decir a la gente que pasaba, y las sensaciones como el frío, el dolor de
músculos, el cansancio y las dudas. Pero sobre todo lo que ahora no puedo
decir, el estar. El hacer algo con lo que me encuentro acorde. Algo que define
un poco más lo que soy o lo que quiero ser; algo que no va a cambiar el mundo,
pero que articula mi posición ante él.
La performance
del día 28 de Diciembre delante del Ministerio de Justicia, está motivada por
la reforma de la ley del aborto. Considero inaceptable que me quiten el derecho
a decidir sobre mi propio cuerpo, que es lo mismo que mi persona. Los órganos
reproductivos, el ciclo menstrual, la menstruación, la ovulación, los cambios
hormonales, no son algo que me pertenezca, no son sucesos de mi cuerpo
desvinculado, es algo que forma parte de mi persona. El tener un hijo, el engendrar
vida dentro de mi ser, no es algo que se pueda desvincular de mí como
individuo. Por tanto el aborto es un derecho de la persona, que en este caso
resulta ser mujer.
La reforma que
propone el ministro Gallardón equiparará la ley a la de 1985, y sólo puedo
comprender este retroceso desde una ideología marcadamente religiosa acorde a
esa época, que es totalmente inaceptable en un país definido por la
Constitución como no confesional.
La performance del día 29 de diciembre a las
16:00 tiene relación con la huelga de hambre de 41 días de Jorge Arzuaga. Mi
intención: dar visibilidad y tratar el tema de la censura y de la autocensura.
Considero totalmente inaceptable que una persona esté en huelga de hambre tanto
tiempo y no salga en los medios de comunicación.
He llegado a un
punto en el que no hacer nada, más que nunca, es tomar una posición política
que no puedo aceptar. No puedo permitirme el lujo de criticar lo que otros
hacen desde una posición pasiva, puesto que es lo mismo que apoyarles.
Vivo en Londres, donde
estudio y trabajo, y cada vez que vengo a España me duele ver la situación que
estamos viviendo. Me preocupa mucho cómo nos alejamos de la democracia para
entrar en un terreno gris donde los dirigentes actúan sin responsabilidad, sin
escuchar ni al pueblo ni a nadie, sin dar cuenta ni explicaciones de nada,
cambiando leyes haciendo abuso de su mayoría en el parlamento, o lo que es lo
mismo, abusando del sistema democrático para acercarse peligrosamente a un
modelo de dictadura, caracterizado por un incremento en la manipulación y
censura en los medios, y un incremento de las medidas represivas y de «orden
público».
La manipulación
de los medios también me preocupa profundamente porque censuraron la huelga de
hambre de Jorge Arzuaga y tienden a una criminalización de las personas que
protestan, asociándolas a grupos e ideologías particulares; se tapa la diversidad
de la masa que protesta, mucho más cercana a la mayoría, que «la mayoría» con
la que el gobierno pervierte la democracia.